Vas a ser suya by Anny Peterson

Vas a ser suya by Anny Peterson

autor:Anny Peterson [Peterson, Anny]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2024-05-16T00:00:00+00:00


19

LA TELARAÑA DE CARLOTA

La madurez es saber que en algún momento la vida te romperá el corazón y aprender a vivir con la cicatriz

Elwyn Brooks White

«Me cago en mi puta vida…», pienso sentado en el porche.

Se lo advertí. Y el que avisa no es traidor. Vi que la decepcionaría desde el principio de los tiempos, joder. Desde que la conocimos y leí en sus ojos qué tipo de persona era…

Una de esas a las que les sorprende la amabilidad de los demás como si no la mereciera. De esas que se disculpan continuamente aunque no hayan hecho nada mal. Una que no sabe recibir cumplidos sin sentirse incómoda. De las que nunca piden ayuda, pero se desviven por ayudar a los demás…

Una buena persona que no encaja en un mundo tan cruel. Y mucho menos, conmigo.

Carlota es una chica frágil, tierna y encantadora que no se merece que se aprovechen de ella, por mucho que la desee.

Veo llegar un coche. Es Lucas. De puta madre…

No quiero que me pregunte ni que lea en mi cara que estoy fatal, pero no tengo fuerza para levantarme. Estoy hundido. Y ahora mismo debería estar hundiéndome en ella aceptando que tengo el infierno ganado. Pero no he podido hacerlo. ¡No podía!

Lucas entrecierra ligeramente los ojos al verme.

—Hola… —dice extrañado.

Muevo la cabeza a modo de saludo.

—¿Qué haces aquí fuera?

Me encojo de hombros resignado.

—¿Charlotte ya se ha ido?

Asiento, procurando no hacer ningún gesto que delate mi disgusto, pero es en vano.

—¿Va todo bien?

Él inspecciona mi cara con dudas y vuelvo a asentir, pero no me cree. Es demasiado listo. Y me tiene tan estudiado que lo que a otro se le pasaría, a él no.

—¿Qué ha pasado? —pregunta dándolo por hecho.

Niego con la cabeza derrotado.

—Voy a enterarme de todas formas, Lenny. Cuéntamelo. ¿Ha podido sintetizar más mezcla?

Asiento.

—¿Y después…? ¿La has llevado a casa?

No me queda más remedio que teclear en el teléfono.

«Después se ha ido. Para no volver…».

Lucas me mira preocupado. Apenas puedo mantenerle la mirada. Ha sido muy doloroso verla sufrir. Pero después hubiera sido peor. Cuando se hubiera hecho ilusiones de verdad conmigo por haber sido «el primero». Eso nunca se olvida. Ahora solo seré el gilipollas que no la merecía. Y ella tendrá una historia normal y feliz con algún iluminado que vea en ella lo mismo que yo.

—¿Estás bien? —Se preocupa Lucas.

Mi respuesta es apoyar la frente en mis antebrazos. No quiero que sea testigo de cómo mis ojos se humedecen. Estoy desolado. ¡¿Por qué me tiene que salir todo mal siempre?!

—Eh… —Se preocupa, sentándose a mi lado. Noto que me pone una mano en el hombro y me lo acaricia⁠—. Cuéntame qué ha pasado. ¿Por qué dices que no va a volver?

No quiero hablar con él ahora. Ni con nadie. Por eso me quedo quieto y callado, como hago desde que tenía diez años ante una situación que me supera. Sé que no va a forzarme.

Lucas siempre ha sido respetuoso con mi sufrimiento. Sabe cuándo dejarme tranquilo y no presionarme. Por eso siempre me he sentido seguro a su lado.



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